Exploramos una receta de horno robusta y reconfortante: pollo y patatas bañados en una cremosa salsa de queso.
Esta preparación combina la sencillez de los ingredientes básicos con la indulgencia de un gratinado de queso. Es una solución práctica cuando se busca un plato principal contundente para la cena familiar o un almuerzo sustancioso.
Aprender a controlar los tiempos y las texturas es clave para asegurar que el pollo quede jugoso y las patatas, tiernas por dentro y doradas por fuera. A continuación, detallamos el proceso exacto para lograr este éxito culinario en el horno.
Prepara tu Pollo con Patatas al Horno
Ingredientes necesarios para la receta
Necesitaremos muslos o contramuslos de pollo, ya que su grasa natural ayuda a mantener la jugosidad durante la cocción prolongada.
Para la base, se requieren patatas de media cocción, nata líquida para cocinar y una selección de quesos que fundan bien, como Gruyère o Emmental.
Además, se precisan especias básicas como ajo en polvo, pimienta negra y una pizca de nuez moscada para potenciar el sabor de la salsa láctea.
Tiempos de preparación y cocción
La fase activa de preparación, incluyendo el corte de las patatas y la elaboración de la salsa, requiere aproximadamente unos 25 minutos.
El tiempo total de horneado oscilará entre 45 y 55 minutos, dependiendo del grosor de las piezas de pollo y la potencia del horno.
Es fundamental tener en cuenta estos tiempos al planificar el menú, especialmente si se complementa con otros platos como nuestros almuerzos principales.
Pasos detallados para el Pollo con Queso
Cómo cortar y preparar las patatas
Lave y pele las patatas, cortándolas en rodajas uniformes de aproximadamente medio centímetro de grosor. Esta uniformidad es vital para una cocción pareja.
Una vez cortadas, puede blanquearlas ligeramente en agua hirviendo con sal durante cinco minutos, o bien, sazonarlas directamente antes de incorporarlas al molde.
Es recomendable mezclar las patatas crudas con un poco de aceite de oliva y ajo granulado antes de colocarlas en la base del recipiente para hornear.
Preparación de la sabrosa salsa de queso
La salsa se elabora calentando la nata a fuego medio sin que llegue a hervir y añadiendo progresivamente los quesos rallados hasta obtener una emulsión homogénea.
Incorpore las especias mencionadas y pruebe el punto de sal; recuerde que el queso ya aporta una considerable cantidad de sodio.
Si desea un acabado más denso, puede añadir una cucharadita de harina disuelta en un poco de leche fría, creando una base tipo bechamel ligera antes de fundir el queso.
Montaje del plato antes de hornear
Colocación del pollo y las patatas
Disponga las patatas en una única capa uniforme en el fondo de una fuente apta para horno, previamente engrasada con mantequilla.
Coloque las piezas de pollo (idealmente sazonadas con sal y pimienta) sobre la cama de patatas, asegurándose de que queden bien distribuidas.
Deje un pequeño espacio entre las piezas de pollo para que el calor circule adecuadamente y se consiga un dorado más uniforme en la superficie.
Añadir la salsa y el queso rallado
Vierta la salsa de queso lentamente sobre el pollo y las patatas, asegurándose de que cubra la mayor parte de la superficie sin llegar a desbordarse.
El objetivo es que la salsa penetre ligeramente entre las patatas y rodee el pollo, pero manteniendo una capa superior visible para el gratinado final.
Termine esparciendo el queso rallado restante por encima; este queso será el encargado de formar esa costra crujiente tan característica de los platos gratinados.
Horneado perfecto del Pollo y Patatas
Temperatura y tiempo óptimos de horno
Precaliente el horno a 190 grados Celsius (calor arriba y abajo). Esta temperatura asegura una cocción interna sin resecar los bordes prematuramente.
Si prefiere una costra más intensa, puede subir la temperatura a 200 grados solo durante los últimos diez minutos de cocción.
El tiempo total recomendado se sitúa entre 45 y 55 minutos, pero es mejor confiar en la inspección visual y la temperatura interna del producto.
Señales de que el Pollo con Queso está listo
El plato estará listo cuando las patatas se perciban tiernas al pincharlas con un cuchillo y el pollo alcance una temperatura interna segura de 74 grados Celsius.
Visualmente, se observará una costra dorada y burbujeante en la superficie, señal inequívoca de que la salsa de queso ha alcanzado su punto óptimo.
Deje reposar el plato fuera del horno durante cinco minutos antes de servir para que los jugos se asienten y la textura se estabilice.
Información nutricional de esta receta fácil
Calorías y macronutrientes por porción
Este es un plato denso en calorías debido a la presencia de nata y queso, resultando alto en grasas saludables y proteínas derivadas del pollo.
Los carbohidratos provienen principalmente de las patatas, cuya cantidad puede modularse según la porción servida. Si desea más ideas sobre planificación nutricional, visite nuestras secciones de consejos culinarios.
Las cantidades exactas varían según el tipo de queso y el corte de pollo utilizado, por lo que se recomienda realizar un cálculo si se sigue una dieta estricta.
Controlando el sodio en el plato
El principal desafío nutricional en esta receta reside en el control del sodio, aportado por el queso curado y la sal añadida.
Para reducir el sodio, utilice quesos bajos en sal o sustituya parte del queso por queso fresco batido para aligerar la base láctea.
Evite añadir sal extra a las patatas si el queso que utiliza es ya notablemente salado, manteniendo un equilibrio en el perfil de sabor final.
Consejos prácticos para tu guiso
Sugerencias para acompañar el pollo
Debido a la riqueza del plato principal, lo ideal es optar por guarniciones frescas y ligeras que aporten acidez o frescor vegetal.
Una ensalada simple de hojas verdes con vinagreta de limón o unos espárragos trigueros al vapor son acompañamientos excelentes y equilibrados.
Para un menú más elaborado, unas judías verdes salteadas con un toque de ajo complementarán bien la textura cremosa.
Cómo conservar las sobras del plato
Las sobras de este gratinado se conservan bien en un recipiente hermético en el frigorífico hasta por tres días.
Al recalentar, es preferible hacerlo en el horno a baja temperatura o tapado en el microondas para evitar que la capa superior de queso se seque demasiado.
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Variaciones creativas del Pollo con Queso
Ideas para incorporar otras verduras
Los pimientos rojos asados o los champiñones salteados previamente pueden integrarse entre las capas de patata para añadir complejidad y fibra.
Considere incorporar una fina capa de puerro pochado bajo el pollo; esto aportará un dulzor sutil que contrasta con el umami del queso.
La incorporación de verduras debe hacerse siempre cocinadas o precocinadas, ya que el tiempo de horneado es el justo para el pollo y la patata.
Alternativas al queso principal
Si busca reducir la grasa sin sacrificar sabor, sustituya parte del queso fuerte por requesón o queso crema light, aportando untuosidad.
Una opción con carácter es utilizar queso azul desmenuzado, que se funde maravillosamente y ofrece un contraste picante único.
Para una versión más sencilla, una mezcla de queso Parmesano rallado y Mozzarella ofrecerá un resultado más elástico y menos intenso en sabor.





